Gran parte de los condicionamientos en las tradiciones occidentales durante el ultimo siglo y medio nos ha invitado a “pedir” que circunstancias específicas en nuestro mundo cambien a través de la intervención divina; que nuestras plegarias sean respondidas. En nuestras bien intencionadas peticiones, sin embargo, inadvertidamente podríamos estar dándole poder a las mismas condiciones que estamos orando para pedir que cambien.
Por ejemplo, cuando pedimos “Querido Dios, por favor, permite que haya paz en el mundo”, en efecto estamos estableciendo que la paz no existe en el presente. Las tradiciones antiguas nos recuerdan que las plegarias en las que pedimos son sólo una forma de orar, entre otras formas. También existen otras que nos llevan a encontrar paz en nuestro mundo a través de la cualidad de los pensamientos, sentimientos y emociones que creamos en nuestro cuerpo.
Una vez que permitimos las cualidades de paz en nuestra mente y damos combustible a nuestra oración a través de sentimientos de paz en nuestro cuerpo, el quinto modelo de oración establece que el resultado ya ha ocurrido.
La ciencia cuántica ahora toma esta idea y la lleva un paso adelante,
estableciendo que son precisamente esas condiciones de sentimientos a las que
la creación responde, igualando el sentimiento con que hacemos la oración en
nuestro mundo interior, con condiciones similares en el mundo exterior. Aunque
el resultado de nuestra oración pueda aún no haber aparecido en el mundo
exterior, estamos siendo invitados a reconocer nuestra comunión con la creación
y a vivir como si nuestra oración ya hubiese sido escuchada.
A través de las palabras de otros tiempos, los antiguos nos invitan a
recobrar el modo antiguo de orar como un estado permanente de conciencia en el
que nos convertimos, en vez de una forma prescrita de acción que llevamos a
cabo ocasionalmente. En palabras que son tan simples como elegantes, se nos
recuerda que nos “rodeemos” de la respuesta a nuestras plegarias y los
“envolvamos” en las condiciones que escojamos experimentar. En el moderno
idioma, esta descripción nos sugiere que para efectuar cambios en nuestro
mundo, primero necesitamos experimentar los sentimientos de que el cambio ya ha
ocurrido.
Conforme la ciencia moderna continúa validando la relación entre
nuestros pensamientos, sentimientos y sueños con el mundo que nos rodea, se
hace más claro ese puente olvidado entre nuestras plegarias y aquello que
experimentamos. La belleza de esa tecnología interna se halla en que está
basada en condiciones humanas que ya poseemos. Desde los profetas que nos
vieron en sus sueños, se nos recuerda que honrando la vida, cumplimos nuestro
deber con la supervivencia de nuestras especies y el futuro del único hogar que
conocemos.
El Efecto Isaiah
En las palabras de su tiempo, las tradiciones antiguas, como las de los
Escenios, nos recuerdan que cada oración ya ha sido contestada. Cualquier
resultado que podamos imaginar, y cada posibilidad que seamos capaces de
concebir, es un aspecto de la creación que ya ha sido creado y existe en el
presente como un estado “dormido” de posibilidad. Son estas mismas
probabilidades de resultados las que proveen las bases del nuevo modelo de
Cadena y de la Teoría-N, y muy posiblemente, son responsables de las varias
dimensiones de lo que ahora creemos nuestra creación.
Desde esta perspectiva, nuestro uso y aplicación de la oración basada en
los sentimientos deja de ser menos acerca de “crear” este o el otro resultado y
se convierte más en “acceder” al resultado deseado que ya está creado. Mientras
las antiguas y las modernas tradiciones parecen estar de acuerdo en la
existencia de muchas posibilidades, los cuestionamientos han sido siempre sobre
¿Cómo despertamos un resultado específico y lo hacemos real en nuestras vidas
actuales?, ¿Cómo podemos llamara la posibilidad de paz en nuestro mundo, por
ejemplo, o salud en nuestros cuerpos, posibilidades que ya existen, cuando los
eventos de nuestro mundo parecen mostrarnos condiciones de violencia y
desastre?. La respuesta a esta pregunta, y la clave del Efecto Isaiah, está
fundada en develar el misterio de la oración basada en el sentimiento.
Los antiguos Esenios nos recuerdan que hay una poderosa relación entre
lo que pasa en nuestro mundo interior de sentimientos y las condiciones del
mundo que nos rodea. Quizá increíblemente sencilla, esta relación establece que
la condición de nuestra salud, nuestras sociedades, e incluso los patrones del
clima, son espejos de la manera en que lidiamos con la vida interiormente.
Experimentos recientes en la ciencia de las energías sutiles y la física
cuántica ahora arrojan credibilidad precisamente a esas tradiciones.
Gregg Braden
Gregg Braden es un verdadero "científico new age" que está
uniendo elegantemente los rieles de la ciencia con los de la espiritualidad, y
es además un gran divulgador que recuerda a mucho a Carl Sagan por su presencia
y amenidad. Ha viajado por todo el mundo investigando las pirámides y centros
de poder de cada cultura, así como los últimos descubrimientos de la genética y
los recientes fenómenos físicos planetarios que nunca antes se habían
presentado en la historia de nuestra ciencia.
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