DEL JUICIO A LA COMPASION
Por Barbara Rother Es muy fácil juzgar a las otras personas por su forma de ser o sus creencias. Podemos suponer que nuestra manera de hacer las cosas es la mejor y el único camino. En mi adolescencia y en mi edad adulta, podría culparme de esa forma de pensar. La madurez y el conocimiento vienen con la edad. Al crecer, tratas de descubrir quién eres y, a veces, te sientes inseguro. Esa inseguridad y las dudas pueden generar pensamientos extraños. Podemos condenar a otros porque sentimos la necesidad de sentirnos bien con nosotros mismos. Me siento cómoda y me acepto a mí misma y a los que me rodean ahora que he llegado a ser una persona que trata de practicar la compasión en vez del juicio. El primer paso en mi camino espiritual fue y sigue siendo el no juzgar. Es una falla humana que, naturalmente, parece filtrarse en nuestra existencia a menos que nos demos cuenta y usemos las herramientas para soltar esa negatividad. Todos merecemos el apoyo de quienes n